Arropada por el abrigo de casa, y con la seguridad de que siempre vas a tener un plato de pizza de plastilina como aperitivo con el café. Es algo sencillo y a la vez tan gratificante... Es la magia de la niñez.
Un baile al ritmo del centrifugado de la lavadora, un grito liberador de energía extra y una sonrisa picarona por la trastada que está por venir...o por la consumada ya sin remedio!
Son pequeños retazos de mañanas de finales de invierno, vislumbrando una primavera que llegará cargada de nuevas experiencias, oportunidades de cambio y de crecimiento.